No se si por miedo o por desconocimiento, los cambios parecen no gustar a la mayoría de la gente. Pero lo cierto es que los cambios son buenos. Nos permiten redirigir nuestro camino, ayudarnos a encontrar lo que necesitábamos. Nos hacen conocer cosas nuevas, experimentar nuevas aventuras.
De eso quiero hablaros en esta entrada de blog que apenas acabo de empezar con toda la ilusión del mundo. Un blog que empiezo al mismo tiempo prácticamente que comienzo mi voluntariado con las Asociación de personas con Enfermedades Neuromusculares (ASEM CV) de la Comunitat Valenciana.
Esta asociación acoge a todas aquellas personas que padecen enfermedades neurodegenerativas y organiza sesiones terapéuticas, talleres específicos y actividades accesibles para personas con movilidad reducida.
Lo cierto es que hacía tiempo que quería encontrar una experiencia con la que compartir mi tiempo, mis conocimientos y mis ganas de hacer cosas en un voluntariados. Dar algo a cambio de nada. Y por fín me llegó el momento de la mano de ASEM. La puerta de entrada un Taller de Inclusión Digital.
A pesar de que mucha gente tiene ordenador en casa, Internet o incluso un Smartphone con el que accedemos a toda la red y dónde podemos encontrar toda la información que podamos necesitar, y sobretodo facilitándonos la vida de maneras que apenas nos damos cuenta.
Para las personas que padecen algún tipo de enfermedad neuromuscular, simplemente hacer la compra de la semana puede ser un engorro. Por no hablar de tiempo perdido, por ejemplo, ir a pedir cita al médico o hacer otros tipos de trámites administrativos que se puedes hacer desde el ordenador. Con ese taller pretendemos acercar el mundo digital a este colectivo con el fin de que conozcan las posibilidades del entorno 2.0 y en qué maneras puede solventarles dudas que puedan tener.
Peronalmente, esta siendo una experiencia que acaba de comenzar y que personalmente hace que uno mismo valore todo lo que le rodea. Y sobretodo sentir que la vida es bella y que siempre hay que luchar, aunque nos parezca que hay poco por lo que luchar. Por vivir la vida es uno de los mayores regalos.