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Juegos para móvil para entretenernos mientras hacemos cola o viajamos en metro. Apps de música: escuchar la radio, listas de reproducción, descubrir artistas nuevos. Apps de salud para cuidarse: hacer deporte o tomarnos el pulso a diario. Una app para tu negocio: atrae más clientes, vende más, genera más ingresos. Redes Sociales, apps imprescindibles fotográficas, hacer la compra. Hacerlo TODO a través de apps móviles.
Es cierto que una de los mayores usos que les damos a los smartphones, tablets, dispositivos móviles en general es la de ejecutar aplicaciones móviles. En definitiva, para hacer casi cualquier cosa desde estos dispositivos necesitamos una. Pero ¿qué pasa realmente con esta obsesión por las apps móviles?
Estamos hartos de leer en mil sitios que el uso de las apps sube desorbitadamente. Y también crece de la misma manera el número de aplicaciones en los markets. Parece que tener apps nativas en nuestros dispositivos en una necesidad imperante. No hacen más que enviarnos el mensaje de que consultar webs adaptativas no mola, hay que hacerlo a través de las apps. Sin embargo… ¿hasta qué punto es cierto todo esto?
Pasión por la Red
Lo cierto es que España va a la tasa de penetración de internet en Europa. Al menos el 72% de la población español tiene acceso a la red, según un estudio de We Are Social. Este porcentaje asciende en cifras totales a casi 34 millones de personas.
Si nos centramos al acceso a internet a través de dispositivos móviles el porcentaje de penetración se reduce al 64% de la población total. Sigue siendo una de las más altas de Europa.
¿Y sobre el uso de apps móviles?
Los estudios más recientes de The App Date de mediados de 2014 indican que sí. Que utilizamos las apps, sobretodo para comunicarnos. Es decir, que las apps de mensajería son las que más nos gustan, las más descargadas y con mayores niveles de engagement y menor tasa de abandono. En este caso si que se crea la ilusión de que son apps imprescindibles.
Este mismo estudio revela que a estas alturas ya preferimos comunicarnos a través de una app de mensajería que realizar una llamada telefónica. Se está produciendo un cambio de paradigma en la comunicación en el que las apps estan sustituyendo a las tradicionales llamadas telefónicas. Este fenómeno se produce sobretodo en las capas más jóvenes de la sociedad. Whatsapp, Line, Telegram, Snapchat,… Las opciones son infinitas aunque cada una con sus particularidades.
¿Necesidad o adicción?
Parece que cada vez oímos más eso de ue con los teléfonos inteligentes y con las aplicaciones adecuadas podemos trabajar más y mejor, optimizar el tiempo, ser más productivos en definitiva. Pero esa es la teoría y así es como nos gustaría que fuera la realidad. Pero lo que de verdad ocurre es que malgastamos gran parte del tiempo en tareas no relacionadas con lo que habíamos iniciado en un principio.
Con las aplicaciones móviles tenemos herramientas más y más especializadas:una para documentos del trabajo, otra para contactar con los amigos, otra para comunicarse con los colegas del trabajo, otra app para esta o aquella red social, uno, dos o tres juegos, etc.
De esta gran variedad de aplicaciones surge una capacidad multitarea, o más bien la capacidad de estar en cincuenta apps imprescindibles a la vez, pero no avanzar con ninguna. Llega un momento en el que nos convertimos en sujetos vacíos y pasivos, que se dedican a recibir información que pasa frente a nuestros ojos. Una inmediatez e interacción tan rápidas que se vuelven automáticas y carentes de inteligencia. En lugar de hacernos más productivos consiguen lo contrario.
Entonces… ¿Las necesitamos? Quizás sí. El potencial desde luego lo tienen. Solamente debemos aprender a centrarnos en lo que verdaderamente importa. Mejorarnos la vida sí, pero inutilizarnos sin ellas no.
Como cuando tenías que estudiar un examen en el instituto y te entretenías con el programa de turno que había en la televisión aunque no te gustara. Nuestro smartphone, la nueva televisión, y en muchos sentidos. En ambos casos la solución es sencilla identifica el contenido que te interesa. Filtra. En el caso de las apps, quédate con las que realmente necesites. Y si aún así no puedes aprovechar el lado bueno de las apps siempre puedes probar Focus Lock, una app ‘imprescindible’ que te ayuda a evitar que caigas en la tentación de procastinar.